Mostrando entradas con la etiqueta amor horrible. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor horrible. Mostrar todas las entradas

No soporto ver tus ojos desviados y tu mente ir..

A veces siento que no todo es tan cierto, que tus ojos se desvían y tu mente se va.
Que yo solo estoy parada, que no sirve de nada, no me estás mirando, no me vas a mirar.
En esos momentos de envidia, de ira, de fastidio, mi mente también se comienza a ir.

Átame fuerte, a veces vuelo lejos porque me dejo llevar.
Átame fuerte, que no me doy cuenta que me estoy yendo hasta que me fui.
Átame fuerte, que mis impulsos son fuertes,
me controla la furia y la desconfianza.
No soporto ver tus ojos desviados y tu mente ir..

Aunque no lo sea todo..

Estoy perdida en el tiempo,
estoy perdida en el espacio;
estoy perdida.

Siento la necesidad de superar todo aquello que te guste más,
yo quiero ser todo, quiero ser todo aquello que te guste más.

Mi lado pesimista dice que no puedo,
dice que me quede donde estoy,
dice que no vaya a ningún lado,
dice que espere, que no voy a lograrlo.

Y por otro lado escucho voces,
dicen que no me dé por vencida,
dicen que siga...

¿Es el amor un acto horrible?


El hecho de estar enamorado llena muchos espacios, nos hace sentir vivos, nos hace sentir muchas emociones que a veces no entendemos, a veces sí. 
Nos confundimos, nos perdemos en el tiempo. El amor es hermoso, pero a su vez es un acto horrible.
El amor conlleva una adicción, un vicio, una necesidad. Necesitamos sentirnos constantemente en ese éxtasis que nos brinda y nos hace saber lo que es la felicidad. Es una adicción y siempre queremos más. Conlleva una necesidad, la necesidad de ver, de sentir, de conocer. 
Tanto la adicción y la necesidad es horrible. Nos hace sentir vacíos frente a la ausencia de esa droga, queremos volver a consumirla, a quemarnos en ella. 
El amor es entonces, un acto horrible que nos vacía y nos llena, que nos entristece y enfurece, que nos hace felices y completos, pero cuando se marcha, parcial o completamente nos destruye. Destruye nuestros órganos y sentidos, nuestra confianza y nuestra alma. Nos arruina, hace que nos perdamos y finalmente, nos mata. 
Aún así esta adicción tan bipolar como nosotros mismos, está en nuestra sociedad en cada esquina, como si el ser humano fuera tan masoquista de desear el hecho de necesitar y depender, el hecho de auto destruirnos, el hecho de morir de amor por tan solo a cambio una leve cuota de esa felicidad que nos hace creer en el infinito.